A quienes hoy enfrentan la pérdida de seres queridos y daños a su patrimonio por las tormentas y deslaves.
1. Mañana 19 de septiembre habrán pasado 23 años del terremoto que azotó en 1985 a las zonas sur, centro y occidente de la República Mexicana, y de manera muy especial a la ciudad de México. Sus enormes efectos fueron sufridos por miles de familias mexicanas, primordialmente por aquellas que perdieron a sus seres queridos y su patrimonio.
2. El impacto provocado por el sismo y su principal réplica al día siguiente fue desolador, todas las instituciones del Estado mexicano, sin excepción, actuaron de inmediato apoyadas por una ciudadanía deseosa de colaborar en el rescate de vidas y apoyo a las víctimas.
3. El país no contaba entonces con un sistema de respuesta a contingencias naturales que permitiera actuar con seguridad y eficacia, ni tampoco con personal especializado a la altura de la magnitud del desastre. Los sismos de 1985 confirmaron el sentido de solidaridad de los mexicanos, como lo demuestran las acciones desplegadas en lo inmediato por la población y las autoridades, y posteriormente en la reconstrucción de vivienda popular e infraestructura.
4. Los sismos de 1985 marcaron un cambio en la prevención y respuesta a desastres naturales en nuestro país. En ese mismo año se creó el Sistema Nacional de Protección Civil que se extendió en todo el país y que hoy integra una fortaleza institucional en la materia. Por otro lado, se establecieron nuevas normas para la industria de la construcción con estrictos controles de calidad.
5. Esta cultura de la protección civil se ha ido institucionalizando con la promulgación de leyes estatales de protección civil y con la elaboración y actualización continua de Atlas de Riesgos en estados y municipios. Con estos instrumentos estamos mejor preparados para enfrentar los desastres naturales, en especial los derivados del calentamiento global que se generan sobre los ciclos del clima.
6. En estos momentos México enfrenta una nueva situación de emergencia derivada de las intensas lluvias y escurrimientos incontrolables de agua generados por los fenómenos meteorológicos Ingrid y Manuel, que se presentan en ambos litorales del país y que han afectado severamente a los habitantes de dos terceras partes de México, especialmente en los estados de Guerrero y Veracruz.
7. Desde que los huracanes Karl y Matthew en 2010 ocasionaron pérdida de vidas humanas y daños por miles de millones de pesos, no se había registrado una contingencia como la que estamos presenciando. El Presidente de la República ha actuado de inmediato para activar la acción coordinada de secretarios de Estado en las zonas afectadas para que atiendan en el menor plazo las emergencias presentes.
8. México está altamente expuesto a los fenómenos derivados del cambio climático, sobre todo a los hidro-meteorológicos y sísmicos, por lo que se necesita revisar la operación del Fondo de Desastres Naturales de México (Fonden), para que la respuesta sea eficaz y expedita. Es también necesario potenciar los seguros agrícolas y ganaderos para evitar que las consecuencias del desastre natural se trasladen a la esfera económica.
9. Crear una cultura de protección civil implica reubicar a las personas que viven en condición de vulnerabilidad en los márgenes de ríos o en zonas de deslave, espacios de riesgo detectados en los Atlas de Riesgo estatales y municipales.
10. La protección civil es responsabilidad de todos. Debemos crear conciencia de ello en los centros educativos y en los hogares y mantener estrecha coordinación con los medios de comunicación, que han jugado un papel de enorme importancia en esta tarea.
herrerafidel@hotmail.com
Twitter: @FidelHerrera
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