miércoles, 25 de enero de 2012

Proceso electoral, reglas claras y juego limpio

Patria Nueva

Fidel Herrera Beltrán

25 Enero de 2012


La solicitud de la Cámara de la Industria de Radio y Televisión (CIRT) al Instituto Federal Electoral (IFE) para aclarar cuándo los comunicadores pueden promover y difundir debates entre precandidatos, de cara al proceso electoral en la Ciudad de México, ilustra la existencia de imprecisiones legales o malos entendidos que tendrán que ser solventados por la autoridad correspondiente.

El intercambio libre de ideas y proyectos fortalece nuestra democracia al permitir a los electores formar sus preferencias de acuerdo al desempeño y posiciones ideológicas de los aspirantes en confrontaciones discursivas, frente a frente, que posibilitan conocer las diferencias entre la oferta política de unos y otros. Por ello, fue un acierto de la reforma electoral de 2007 hacer obligatoria la realización de al menos dos debates entre los candidatos a la Presidencia de la República.

Sin embargo, algunas dudas se mantienen respecto a lo que opera durante las precampañas. Por ejemplo, las incertidumbres sobre qué permite o no la ley en esta etapa del proceso electoral, y que la semana pasada dieron origen a un intercambio epistolar interesante entre autoridades electorales, especialistas y comunicadores. Este suceso, si bien ilustra el interés que despliega la sociedad civil por la política, también indica la necesidad de explicar las reglas del juego con más claridad.

Adicionalmente, se han registrado otras fragilidades. Por ejemplo, el hecho de que el IFE haya resuelto que los precandidatos únicos a la Presidencia de la República no pueden hacer uso de spots en radio y televisión para dirigirse a la militancia de sus partidos, mientras los que están inmersos en contiendas internas sí están facultados para ello.

Lo anterior pone en evidencia la existencia de lagunas legales que deberán ser atendidas con objeto de que no se repitan en elecciones posteriores. Y es que contar con un marco normativo electoral que garantice un terreno equitativo y fácil de comprender para todos los jugadores es fundamental si queremos elevar la calidad de nuestra democracia.

Reitero, no hay duda de los numerosos aciertos que tuvo la reforma electoral de 2007-2008, entre otros, eliminar las campañas negativas y con ello privilegiar la discusión informada de ideas y propuestas. Sin embargo, también generó reservas, quizá excesivas, sobre lo que pueden hacer o decir los candidatos sin ser sancionados.

Otro tema donde también hay espacio para mejorar concierne al financiamiento de precampañas y campañas políticas. La discusión se ha centrado en la necesidad de blindar nuestra democracia del embate de recursos ilícitos. Este no es un asunto que pueda resolverse únicamente haciendo pactos de caballeros, se requiere de legislación expresa al respecto.

Finalmente, y junto a la experiencia que está dejando este proceso electoral, es necesario insistir en que la reforma política incorpore la facultad del Poder Legislativo para aprobar los nombramientos de los miembros del gabinete, así como fijar los precios y tarifas de los bienes y servicios que presta el Estado, como la energía eléctrica y las gasolinas.

En conjunto, estos aspectos deberán ser abordados por el Congreso de la Unión que se constituirá a partir de la próxima elección federal.

Afianzar las instituciones electorales, modernizar nuestro sistema democrático y adaptar las reglas del juego a las nuevas condiciones de competencia son reflejos de una sociedad actuante e interesada en los asuntos públicos, lo que sin duda es fundamental para avanzar hacia un horizonte de justicia social y democracia para todos.

herrerafidel@hotmail.com

www.fidelherrera.blogspot.com

www.nuevanacion.org