jueves, 2 de agosto de 2012

Autosuficiencia alimentaria: prioridad de seguridad nacional

 Fidel Herrera Beltrán

 2 de Agosto de 2012

 
La sequía que azota a diversos países del mundo que destacan por su liderazgo en la producción de cereales, como es el caso de Estados Unidos, hace previsible un incremento sustancial en los precios de los alimentos a nivel global. La diferencia con la crisis que se presentó en la producción de alimentos en 2008, está en que ahora los aumentos podrían incluir más productos agrícolas y no sólo arroz y trigo.
En contraste con lo que ocurre en otros países, las autoridades mexicanas han podido declarar el fin a la grave sequía que afectó al agro nacional desde 2010. Las copiosas precipitaciones que se han registrado en todo el país durante las últimas semanas, nos permiten pensar que el campo mexicano tendrá menos problemas que el de otras naciones.
Sin embargo, al ser México un importador neto de cereales como maíz, frijol y arroz, ahora el problema se centra en la necesidad de protegernos de una crisis alimentaria mundial. Ante ese escenario, será fundamental la política que lleve a cabo el próximo gobierno en materia de seguridad alimentaria, este es un tema de la mayor importancia que no debemos perder de vista.
Bien afirmó Enrique Peña Nieto durante su campaña electoral, México debe producir lo que consume y luchar decididamente por la autosuficiencia alimentaria. Esta propuesta debe traducirse en medidas de apoyo al campo que permitan alcanzar en el corto plazo independencia en este vital espacio de soberanía y seguridad nacional.
Por otro lado, ser autosuficientes en este renglón, nos ayudará a librarnos de las crisis futuras atribuibles al cambio climático. Al igual que en las medidas tomadas en materia financiera, debemos protegernos de posibles fluctuaciones en los precios internacionales de las commodities. En esta tarea requeriremos de una política agrícola congruente con ese fin y de la focalización de los apoyos al campo, para evitar que los intermediarios salgan más beneficiados que los productores rurales.
En este objetivo será fundamental no generar distorsiones de precios en el mercado y establecer apoyos a la productividad, en lugar de a la extensión cultivable. El paradigma del apoyo al campo debe ser revisado para ser eficaces en la construcción de encadenamientos productivos que generen valor agregado al producto final. Debemos enseñar a nuestros productores a transformar sus productos para su venta en los mercados nacional e internacional. Ahí está el futuro del campo.

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