Patria Nueva
Fidel Herrera Beltrán
22 de Junio de 2011
1. En la entrega anterior abordé la necesidad de defender al sector azucarero mexicano ante el despropósito del Gobierno federal de abrir un cupo adicional de importación por 150 mil toneladas del endulzante.
En esta defensa se encuentran unidos la Cámara Nacional de las Industrias Azucarera y Alcoholera, el Consejo Nacional Agropecuario, la Confederación Nacional Campesina, la Asociación Nacional de Empresas Azucareras A.C. (ANEA), además, de pequeños propietarios afiliados a la CNOP, al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria Azucarera y Alcoholera; así como de organizaciones de jubilados del sector azucarero nacional.
Todos coinciden en un punto: no a la importación de azúcar. De acuerdo con la ANEA, la producción de la zafra de este año -al 4 de junio- es ocho por ciento superior al mismo periodo de 2009-2010, es decir, hasta esa fecha se han producido cinco millones 156 mil toneladas de azúcar, mientras que en la zafra anterior la producción fue de cuatro millones 771 mil, por lo que tenemos un excedente de 385 mil toneladas.
2. Incluso, argumenta la ANEA, los inventarios al mes de abril ascienden a 300 mil toneladas, que sumadas a la producción al 4 de junio, nos dan un total de dos millones 772 mil toneladas, cantidad de azúcar suficiente para abastecer la demanda interna el resto del año.
3. De esta manera, aún si se exportaran otras 300 mil toneladas, el azúcar remanente permitiría la autosuficiencia hasta diciembre de 2011. Consideremos, además, que los ingenios empezarían a producir el endulzante de nueva cuenta a partir de los primeros días de noviembre. Por estas razones, el argumento del Gobierno federal sobre el riesgo de escasez de azúcar queda sin sustento.
4. Tampoco podemos perder de vista que México es superavitario en la producción de azúcar respecto a su consumo, debido en parte al desplazamiento creciente que se registra por el uso de alta fructuosa. Por tal motivo, aprobar un cupo adicional de importaciones implica distorsionar este mercado a costa de los trabajadores de la industria azucarera nacional.
5. Para justificar la importación de azúcar, la Comisión de Comercio Exterior (Cocex) aseguró que en nuestro país el producto sigue encareciéndose. Esta afirmación carece de sustento real. De hecho, el precio del edulcorante mexicano se ha reducido de 2009 a la fecha en un 11 por ciento. En promedio, un costal de azúcar estándar durante el periodo 2009-2010 fue de 662.00 pesos, y de 532.70 durante 2010-2011.
6. Incluso, al comparar el precio del endulzante refinado estadunidense, encontramos que es 20 por ciento superior al nuestro, como lo señalan los reportes Midwest. Además, el azúcar spot en los Estados Unidos se vende a mil 345 dólares por tonelada, precio mayor en 27 por ciento a nuestro producto de tipo refinado, lo cual debería ser razón suficiente para establecer, en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, una estrategia de mayor exportación hacia aquel país, y no una de importación como se plantea.
7. Por ese rumbo, México corre el riesgo de que los cañeros empiecen a cambiar la vocación productiva de sus parcelas como efecto de este tipo de políticas, o que las abandonen emigrando a los centros urbanos o al vecino país del Norte, como ya sucede. Si esto siguiera, en muy poco tiempo podríamos convertirnos en importadores netos de azúcar, elevando su costo de manera desproporcionada, afectando con ello la economía de todas las familias mexicanas.
8. De manera paralela, la tendencia mundial apunta hacia la producción de las llamadas commodities, así como al impulso de nuevas energías alternativas para responder a los retos que plantea el cambio climático. El cultivo de la caña de azúcar ofrece soluciones a ambas. Recordemos que la biomasa residual producida por el bagazo de caña de azúcar produce bioetanol, energético que no emite contaminantes sulfurados o nitrogenados y apenas libera algunas partículas sólidas, por lo que bien puede ser utilizado en automotores de transporte y en la maquinaria agrícola.
9. Por lo anterior, la decisión de la Secretaría de Economía de importar azúcar atenta contra el sentido común y a todas luces carece de valor público, toda vez que los productores mexicanos de caña de azúcar no fueron consultados ni tomados en cuenta para encontrar soluciones al daño colateral de esta injusta determinación.
10. El Gobierno federal no puede fabricar una razón de mercado para adoptar medidas arbitrarias, unilaterales y a favor de intereses que claramente no son de los trabajadores del azúcar. Es momento de respaldar al campo mexicano por su capacidad multiplicadora en las economías regionales y el empleo.
Apoyar la modernización del sector agrícola requiere de estrategias que mejoren la competitividad de cada eslabón de la cadena productiva y de innovar en buenas prácticas que redunden en la creación de redes de aprendizaje y en mayor producción, para así contribuir a un mejor desarrollo económico para todos los mexicanos.
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