13 de Diciembre de 2012
El incentivo que mueve los flujos migratorios en el mundo está relacionado con la legítima aspiración del ser humano por alcanzar mejores ingresos, servicios de salud, educación, seguridad y vivienda.
En el caso de México, el Índice de Desarrollo Humano es inferior al que presenta Estados Unidos, de ahí que nuestro vecino del Norte siga atrayendo a miles de compatriotas que buscan construir en ese país un futuro más promisorio para ellos y sus familias. Si hacemos un análisis histórico, veremos que la incidencia de la migración mexicana hacia Estados Unidos y Canadá se ha incrementado en forma sostenida durante los últimos treinta años.
A la par de los movimientos migratorios, se han generando relaciones familiares entre los tres países que han crecido hasta constituirse en redes que, de forma solidaria, favorecen y amortiguan la llegada de los trabajadores migrantes. De acuerdo a un estudio de Bancomer y Conapo, el promedio de edad de los migrantes fluctúa entre 20 y 39 años, mientras que el nivel de educación que presentan es superior al de secundaria.
En total, son casi 12 millones de mexicanos los que radican en Estados Unidos, ya sea en forma legal o indocumentada, constituyéndose así en una de las fuerzas más dinámicas que soporta el crecimiento de la economía estadounidense y una reserva importante de apoyo político que en las elecciones presidenciales pasadas se inclinó en forma mayoritaria por el Partido Demócrata.
Por otro lado y de acuerdo a varios estudios, el flujo migratorio de mexicanos hacia la Unión Americana seguirá creciendo: así, de 414 mil mexicanos que migraron en 2010, lo harán 559 mil en 2015, hasta llegar a la cifra de 761 mil en 2020. Si bien es alta la cantidad de mexicanos que salen, es necesario apuntar que también es elevado el número de los que regresan debido al despegue económico que registra nuestro país, lo que hace que la tasa de migración neta de México hacia Estados Unidos sea casi nula.
Ello nos coloca en condiciones para proponer un ambicioso pacto migratorio con los Estados Unidos y Canadá y así entrar en una nueva etapa de integración económica, que fortalezca la complementariedad entre los socios del Tratado de Libre Comercio a partir del libre tránsito de la fuerza laboral en América del Norte.