jueves, 13 de diciembre de 2012

La nueva agenda alimentaría y sus prioridades

Patria Nueva 
Fidel Herrera Beltrán 
12 de diciembre de 2012
  1. Durante la última década y hasta hace algunos días, la agenda alimentaria ocupó un papel secundario en las prioridades del gobierno federal. De ahí que las políticas públicas dirigidas a este ámbito, no hayan logrado atenuar las marcadas diferencias que persisten en los niveles de ingreso y bienestar de la población.

2. Vivimos, como lo mencionó el presidente Enrique Peña Nieto, en un México donde pocos lo tienen todo y la mayoría de las familias carecen de las condiciones mínimas parar ejercer sus derechos en forma efectiva.

3. Lo anterior no es sólo un asunto de pobreza, responde también a deficiencias en la planeación y estímulo a la producción agrícola. Ello ha obligado al país a importar granos y alimentos básicos, impactando los precios nacionales tanto de la canasta básica como de otros satisfactores fuera de ella.

4. Recordemos, como ya lo he puntualizado en entregas anteriores, que México produce sólo el 55 por ciento de los alimentos que consume. Importamos proporciones desmesuradas de arroz, trigo, frijol y maíz. Nos encontramos lejos de contar con una autosuficiencia alimentaría.

5. Estas debilidades de nuestro sector agroalimentario son consecuentes con el aumento sostenido que han presentado los precios de los alimentos durante este año. De acuerdo a la OCDE, la inflación en este rubro alcanzó en nuestro país el 10.4 por ciento acumulado al mes de octubre de 2012. La cifra es cinco veces superior al promedio inflacionario de los países integrantes de este organismo. El incremento es incluso mayor al que enfrentan naciones afectadas por la seria crisis europea, como Turquía, donde se situó en 7.9 por ciento.

6. El Banco de México señala que el origen de esta espiral inflacionaria radica en nuestra vulnerabilidad ante las fluctuaciones internacionales en los precios de las commodities, dado que dependemos de la producción externa, lo que nos afecta por la vía de las importaciones.

7. Por otro lado, no perdamos de vista que el aumento en los precios de la canasta básica también está vinculado con el efecto perturbador que el cambio climático ha generado sobre las cosechas de los grandes productores de granos a nivel global, como Estados Unidos y Australia. Ambas naciones vieron, durante 2012, reducidos sus niveles de producción habitual, hasta el punto de considerar la cancelación de algunas de sus exportaciones agrícolas para asegurar el abasto interno.

8. Los efectos del cambio climático sobre los ciclos de producción son de la mayor importancia, por lo que ya acaparan la atención de la comunidad internacional. Cabe mencionar que este mes concluye el Protocolo de Kyoto, que si bien ha probado ser un instrumento novedoso, también ha resultado insuficiente para revertir la emisión global de los seis gases que producen el efecto invernadero.

9. Dados estos factores, en México debemos plantear de inmediato alternativas de solución para reactivar el agro nacional y blindar a nuestra población, sobre todo a la más vulnerable, de la inestabilidad del mercado internacional. Ello implica construir una alianza franca y transparente entre los sectores público y privado para asegurar un campo más productivo, rentable y sustentable. Es preciso involucrar más a las universidades y centros de investigación en la generación de procesos de innovación aplicables al agro nacional.

10. De igual forma, debemos facilitar el acceso a tecnologías que mejoren la competitividad; diseñar políticas públicas encaminadas a una mayor productividad agroindustrial, y vigilar que los recursos que destina el Estado para estimular al campo mexicano confluyan en un objetivo claramente definido: hacer de la autosuficiencia alimentaria, la fortaleza de nuestro desarrollo.

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