sábado, 14 de abril de 2012

Conectividad, compromiso por México

Patria Nueva

Fidel Herrera Beltran

12 de abril de 2012

El progreso de las naciones en esta era digital se explica a partir del importante papel que han jugado las nuevas Tecnologías de Información y Comunicación, llamadas TIC´s. Su desarrollo ha trascendido la superficialidad para encaminarse hacia el apoyo, promoción y divulgación de la ciencia y la tecnología, aplicándolas a la educación, a los sistemas de salud y a las tareas productivas, como áreas prioritarias del desarrollo.

Del mismo modo, las políticas públicas con respecto a las TIC’s deben instrumentarse con un sentido más equitativo, que posibiliten el acceso universal a la tecnología, pues está comprobada su estrecha relación con mejores niveles de competitividad, educación, seguridad pública y hasta democracia. El rol del Estado es, entonces, fundamental para impulsarlas.

Recientemente, el Foro Económico Mundial, a través de su informe “Reporte de Información Tecnológica Global”, ha puesto el dedo en la llaga: México se está quedando atrás en la era digital. De acuerdo con el Índice de Conectividad 2012, indicador que mide el nivel de acceso que tiene una nación a las comunicaciones, nuestro país ocupa el lugar 76 de 142 economías del mundo, siendo superado inclusive por naciones menos desarrolladas y con un PIB per cápita menor al nuestro.

Si observamos otros estudios dónde sólo se compara a los 34 países que conforman la OCDE, México ocupa el penúltimo lugar en conectividad, con apenas 10.9 conexiones de banda ancha por cada 100 habitantes.

Si bien es cierto que en los últimos años el gobierno ha realizado esfuerzos importantes por establecer una gobernanza electrónica al proporcionar servicios, información on line y hasta foros virtuales de participación ciudadana, estos avances son insuficientes.

El reporte del Foro Económico Mundial, concluye que la ausencia de una política digital general, impide que México aproveche plenamente las TIC´s. Entre los aspectos que obstaculizan una mayor conectividad están aquellos ligados a políticas regulatorias, es decir, a la poca eficacia de los órganos legislativos y del sistema legal en la resolución de conflictos, a la infraestructura precaria de banda ancha así como a los altos costos en los servicios de telecomunicaciones.

Abordar estas debilidades estructurales de manera responsable será determinante para consolidarnos como una nación exitosa, competitiva y educada en el siglo del conocimiento. La conectividad universal es hoy un Compromiso por México.


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El PRI, Enrique Peña Nieto y el compromiso por un acceso universal a la salud

Patria Nueva

Fidel Herrera Beltrán

11 de abril de 2012

En México, el sector salud ha tenido avances importantes, pero también confronta nuevos retos. Las soluciones no sólo requieren de más inversiones, reformas legales o prácticas médicas adecuadas, sino de políticas consistentes que impacten el desarrollo social de los ciudadanos y sus familias.

Inicio reconociendo que las políticas sociales instrumentadas durante los gobiernos emanados del PRI, impactaron positivamente la calidad de vida de los mexicanos, en particular con el desarrollo de un sistema de prestaciones sociales que incluyó al IMSS, al ISSSTE y a las instituciones públicas del sector Salud, que junto a las políticas sanitarias y de construcción de infraestructura, impulsaron un desarrollo social que, en su conjunto, logró que la esperanza de vida de los mexicanos pasara de 34 años en 1930, a 48 en 1958, para alcanzar en el 2000 un promedio de 75 años que se ha mantenido así hasta la fecha, según datos aportados por el INEGI.

Adicionalmente, la política de control de la natalidad emprendida a partir de la reforma al artículo 4º constitucional en 1974, permitió que permeara entre la población una cultura de la planificación familiar. De acuerdo también al INEGI, hace cuarenta años las parejas mexicanas tenían en promedio seis hijos, hoy ese número se ha reducido a dos.

Se dice fácil, pero llevó décadas la construcción de cientos de clínicas especializadas, hospitales regionales y centros de salud rurales, lo que aunado a una política permanente de vacunación ha permitido la erradicación de enfermedades endémicas como la tuberculosis o la poliomielitis.

Estos avances se fortalecieron en 1983, cuando se reformó la Constitución para incluir el derecho que tiene toda persona a la salud. Con esta reforma, se convirtió en una garantía para los ciudadanos y una obligación para el Estado, el mantener una población sana.

Sin embargo, pese a los indudables avances alcanzados, hoy nos enfrentamos a nuevos retos, y algunos de ellos revisten fundamental importancia para nuestro desarrollo. En gran medida, algunas enfermedades actuales son prevenibles y su crecimiento está ligado a factores como los malos hábitos alimenticios y el sedentarismo, por ejemplo, la obesidad, la diabetes Mellitus o la hipertensión arterial.

Para atenderlas eficientemente es imperativo fortalecer la medicina preventiva, sobre todo en aquellos sectores de la población que enfrentan altos niveles de marginación. En total, los mexicanos que no tienen acceso real a los servicios de salud son 36 millones y para ese importante número de compatriotas, enfrentar una enfermedad crónica o degenerativa, equivale a internarse aún más en el laberinto perverso de la pobreza.

En este contexto, encuentro acertada la propuesta del candidato de la Alianza Compromiso por México, Enrique Peña Nieto, pues atiende la necesidad de crear un sistema de seguridad social universal que garantice protección social, atención médica de calidad, seguro de desempleo y de riesgos de trabajo, así como una pensión para el retiro.

Un sistema de salud universal que brinde atención a todas las enfermedades, que impulse campañas preventivas y estimule el crecimiento de la infraestructura de salud estatal bajo criterios de eficiencia, eficacia y buena atención al público. Se trata de un sistema que pueda costearse con impuestos generales de modo que ningún mexicano quede excluido.

Una sociedad sin acceso universal a los servicios de salud enfrenta invariablemente dificultades para su desarrollo y limita la posibilidad de equilibrar la necesaria igualdad de oportunidades entre sus habitantes. El compromiso es claro, México necesita un Gobierno en el que las políticas públicas en torno a la salud sean una prioridad.

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