Patria Nueva
Fidel Herrera Beltrán
24 de octubre de 2012
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1. México se enfrenta a una seria encrucijada en los temas de generación de energía y aplicación de tarifas justas para todos sus habitantes y el sector industrial. Por un lado, requiere de grandes inversiones -alrededor de 10 mil millones de dólares anuales- para modernizar su infraestructura eléctrica y así responder a las necesidades de un sector residencial e industrial en expansión, y por otro, al reclamo creciente de 52 millones de mexicanos que viven en los márgenes de la pobreza y demandan la reducción del costo actual de la electricidad.
2. Para comprender cabalmente esta problemática, la División de Economía y Comercio del Congreso de la Unión realizó un estudio sobre los costos y tarifas de la energía eléctrica por decil poblacional a partir de su ingreso conforme al censo del año 2000.
3. De acuerdo a sus resultados, la población comprendida en los deciles I a III, es decir, la de menores recursos económicos, que corresponde al 26 por ciento de los hogares mexicanos, utilizó el 11.29 por ciento del gasto total de electricidad, mientras que los deciles VII a X, que incluyen a la población de mayores ingresos, participó con 67.49 por ciento del gasto total y representó al 44.62 por ciento de los hogares.
Hasta aquí la conclusión es clara: la política de subsidios en la industria eléctrica beneficia más a los sectores más favorecidos en detrimento de los que menos tienen y que destinan una proporción mucho mayor de su ingreso para cubrir el costo de los recibos de luz.
4. Lo anterior aún sin considerar que en varias regiones del país las condiciones climáticas hacen indispensable el uso de aparatos de aire acondicionado, lo que incide de manera directa en los niveles de consumo de energía de millones de familias.
5. Con respecto al sector industrial, un estudio reciente del Banco de México encontró que dentro de los países pertenecientes a la OCDE, durante 2007-2008, México se colocó por encima del promedio en materia de costos, lo que supone un problema de competitividad para la industria nacional.
6. Adicionalmente, el Gobierno mexicano enfrenta una industria eléctrica que no cubre sus costos de producción con los ingresos que recibe, lo que ha elevado el subsidio hasta en 100 mil millones de pesos anuales. Además, enfrenta pérdidas por robo de consumo eléctrico en alrededor de 40 mil millones de pesos.
7. Resultado de esa presión, el Gobierno federal anunció recientemente cambios en los esquemas de cobro de la energía eléctrica que buscan evitar abusos en función de los rangos tarifarios vigentes. Se podrá pagar el recibo mensualmente, establecer fechas de pago fijas, pagar un consumo predeterminado y hacerlo con tarjetas de crédito. Si bien la medida es acertada, no resuelve el problema social que ya se presenta en la zona centro del país, donde algunos consumidores se han declarado en resistencia civil ante el pago de la energía eléctrica.
8. El nuevo Gobierno tendrá que enfrentar las demandas que no han sido atendidas para establecer tarifas más justas que atenúen su impacto sobre los sectores vulnerables del país, lo que no se podrá lograr únicamente reduciendo tarifas.
9. La solución está en reducir los subsidios abatiendo los costos de producción y promoviendo nuevas inversiones para la generación y distribución de energía. Alcanzar ese objetivo supone, necesariamente, impulsar un papel más activo del sector privado en el sector eléctrico.
10. No hay soluciones fáciles ni de corto plazo en este terreno, pero mucho podemos avanzar si desde el Congreso de la Unión discutimos con seriedad y realismo la Reforma energética integral que demanda la situación actual.
herrerafidel@hotmail.com www.fidelherrera.blogspot.com
www.nuevanacion.org Twitter: @FidelHerrera
2. Para comprender cabalmente esta problemática, la División de Economía y Comercio del Congreso de la Unión realizó un estudio sobre los costos y tarifas de la energía eléctrica por decil poblacional a partir de su ingreso conforme al censo del año 2000.
3. De acuerdo a sus resultados, la población comprendida en los deciles I a III, es decir, la de menores recursos económicos, que corresponde al 26 por ciento de los hogares mexicanos, utilizó el 11.29 por ciento del gasto total de electricidad, mientras que los deciles VII a X, que incluyen a la población de mayores ingresos, participó con 67.49 por ciento del gasto total y representó al 44.62 por ciento de los hogares.
Hasta aquí la conclusión es clara: la política de subsidios en la industria eléctrica beneficia más a los sectores más favorecidos en detrimento de los que menos tienen y que destinan una proporción mucho mayor de su ingreso para cubrir el costo de los recibos de luz.
4. Lo anterior aún sin considerar que en varias regiones del país las condiciones climáticas hacen indispensable el uso de aparatos de aire acondicionado, lo que incide de manera directa en los niveles de consumo de energía de millones de familias.
5. Con respecto al sector industrial, un estudio reciente del Banco de México encontró que dentro de los países pertenecientes a la OCDE, durante 2007-2008, México se colocó por encima del promedio en materia de costos, lo que supone un problema de competitividad para la industria nacional.
6. Adicionalmente, el Gobierno mexicano enfrenta una industria eléctrica que no cubre sus costos de producción con los ingresos que recibe, lo que ha elevado el subsidio hasta en 100 mil millones de pesos anuales. Además, enfrenta pérdidas por robo de consumo eléctrico en alrededor de 40 mil millones de pesos.
7. Resultado de esa presión, el Gobierno federal anunció recientemente cambios en los esquemas de cobro de la energía eléctrica que buscan evitar abusos en función de los rangos tarifarios vigentes. Se podrá pagar el recibo mensualmente, establecer fechas de pago fijas, pagar un consumo predeterminado y hacerlo con tarjetas de crédito. Si bien la medida es acertada, no resuelve el problema social que ya se presenta en la zona centro del país, donde algunos consumidores se han declarado en resistencia civil ante el pago de la energía eléctrica.
8. El nuevo Gobierno tendrá que enfrentar las demandas que no han sido atendidas para establecer tarifas más justas que atenúen su impacto sobre los sectores vulnerables del país, lo que no se podrá lograr únicamente reduciendo tarifas.
9. La solución está en reducir los subsidios abatiendo los costos de producción y promoviendo nuevas inversiones para la generación y distribución de energía. Alcanzar ese objetivo supone, necesariamente, impulsar un papel más activo del sector privado en el sector eléctrico.
10. No hay soluciones fáciles ni de corto plazo en este terreno, pero mucho podemos avanzar si desde el Congreso de la Unión discutimos con seriedad y realismo la Reforma energética integral que demanda la situación actual.
herrerafidel@hotmail.com www.fidelherrera.blogspot.com
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