miércoles, 26 de enero de 2011

Alimentación para un México fuerte con mexicanos fuertes, Los sentimientos de una nueva nación

La mayoría de los países defienden comercialmente al sector agrícola y lo insertan en políticas públicas de desarrollo tecnológico como el mejoramiento de semillas, de infraestructura e incluso de tareas de expansión agraria.

La Unión Europea mantiene a la fecha programas de apoyo a su campo.

También los hay en Asia, en África e incluso en Estados Unidos.

Por lo tanto, es necesario revalorar el papel del sector agropecuario en el desarrollo económico, y otorgar a los problemas del campo el carácter de asuntos de seguridad nacional.

Para la economía nacional, los sectores agrícola y agropecuario son fundamentales para lograr la soberanía alimentaria.

Además, ofrecen grandes ventajas en ramas industriales muy diversas, que van desde las actividades de transformación hasta la distribución comercial de productos.

El campo es también una herramienta fundamental para generar divisas y, con una planeación adecuada, nos ayuda a proteger el medio ambiente, la biodiversidad y la propia cultura nacional, de la que la tradición alimentaria ha sido un soporte fundamental.

En el siglo XXI, 20 millones de mexicanos no tienen seguridad alimentaria ni patrimonio alimentario.

El deterioro ambiental sigue creciendo, el agua se termina, la erosión del suelo avanza, y la productividad y la competitividad son bajas.

La política económica nacional ha orientado sus esfuerzos a las economías de gran escala, dejando al margen a la mayor parte del territorio, particularmente a las poblaciones rurales e indígenas, en donde la producción doméstica aún tiene mucha relevancia.

Ahora en este año la estabilidad de precios es fundamental.

Por poner sólo un ejemplo, el limón está por encima de los 30 pesos el kilo (hay lugares donde llega a 50 pesos).

Con el salario mínimo de 2011 (58 pesos diarios) un trabajador no podría comprar ni siquiera dos kilos de limón.

Lo mismo ha pasado con el tomate (diez pesos el kilo), con el chile (diez o 12), la cebolla está por encima de los 11 pesos, el aceite cerca de los 20 pesos.

Tenemos que trabajar en conjunto para lograr esa ansiada estabilidad.

La falta de una visión hacia el desarrollo rural sustentable ha ocasionado que la productividad del campo mexicano se minimice, al mismo tiempo que aumenta nuestra necesidad de importar productos agrícolas.

Este círculo vicioso no termina ahí.

La falta de apoyo al sector primario se ha traducido en una creciente migración de la población rural hacia los centros urbanos o hacia Estados Unidos, en busca de mejores oportunidades laborales.

Por estas razones el campo mexicano demanda soluciones efectivas y acciones inmediatas.

Una nueva nación demanda un país bien alimentado, un país próspero en el que nuestros niños crezcan con una alimentación balanceada.

Los sentimientos de una nueva nación proponen el trabajo en conjunto del Gobierno con la sociedad.

Pero, además, es necesario que pongamos atención en la operatividad y eficacia de programas como Oportunidades, el Seguro Popular, Proárbol y los de Atención a Adultos Mayores, porque la política social de nuestro país debe avanzar hacia una mayor transparencia en su ejercicio, y buscar deshacerse de prácticas que comprometen su efectiva aplicación.

La crisis alimentaria no se debe a la falta de alimento, sino de una falta de planeación.

Por eso debemos atender la creación de una política mexicana para la alimentación, para que exista un proceso de distribución funcional.

La solución es integral, pues debemos reforzar la educación, pero no podemos dejar de lado el apoyo al campo mexicano.

Después de tantas inversiones públicas cuantiosas contra la pobreza, el país tiene a la mitad de su población viviendo en algún tipo de miseria -alimentaria, patrimonial o de capacidades.

La política social es indispensable para compensar la desigualdad y promover el desarrollo individual y colectivo del pueblo mexicano.

Debemos enfrentar esta época con el combate a la pobreza, con instrumentos que puedan fortalecer el desarrollo del campo mexicano, y de la creación de empleos en todo el país.

Por eso ahora debemos entrar en una etapa de precisión y puntualidad: es hora que desde el Congreso se perfilen los acuerdos que requiere México.


Y con estos acuerdos, podríamos darle a la nación la igualdad de posibilidades a la que nos obligan nuestras leyes.

No podemos tolerar la escalada en los precios: queremos un país en el que los salarios alcancen para adquirir los productos básicos para el desarrollo de la familia.

La solución se requiere de inmediato para el desarrollo de una nueva nación.

miércoles, 19 de enero de 2011

El Acuerdo Nacional, Los sentimientos de una nueva nación

Necesitamos transformar el presidencialismo

Si bien nuestro modelo institucional construido por los diputados constituyentes establece la división y el equilibrio de Poderes, la conducción de la vida pública ordenada y con progreso de la nación se debió en gran medida al liderazgo y capacidad de nuestros Presidentes para lograr consensos.

Estudiosos del tema acuñaron el concepto de la preminencia de las funciones metaconstitucionales del Presidente para explicar sus habilidades de suma y consenso, así como la estabilidad que dio al país durante varias décadas de crecimiento y paz social.

La buena marcha de la nación y sus instituciones en la segunda mitad del siglo pasado prepararon el terreno para la formación de una sociedad participativa, expresiones partidistas sólidas y competitivas, y el arribo de la regularidad democrática, en la que ni el triunfo es para siempre, ni éste es previsible previamente a los procesos electorales.

Con la llegada de la alternancia, los Gobiernos divididos y el régimen de partidos fuertes debemos pensar cómo y hacia dónde transformar el presidencialismo, signo fundamental de la democracia mexicana del siglo XX.

Si lo hacemos, lograremos superar las barreras de comunicación entre los distintos Poderes Públicos.

Si lo hacemos, podremos construir reglas electorales para aumentar la participación ciudadana y fortalecer la credibilidad del mexicano en sus políticos y sus instituciones.

En la opinión pública internacional se dice que el nuestro es de los pueblos que menos cree en su Gobierno y en sus instituciones.

La revaloración de nuestro presidencialismo debe partir de revisar el sistema federal para aprovechar sus ventajas: mejores inversiones, compromisos claros con la sociedad, incluso con medidas que ayuden a eliminar la corrupción.

El senador Manlio Fabio Beltrones propuso la modernización del Sistema Presidencial Mexicano.

Para ello propuso siete "erres" importantes para conseguir esa modernización, a través de distintos matices parlamentarios que, seguramente, fortalecerían la funcionalidad del presidencialismo mexicano.

Entre otras facultades propuso:

Ratificación de los nombramientos del gabinete por el Senado.

Reelección legislativa y en municipios, a efecto de que la rendición de cuentas determine el sufragio ciudadano.

Reorganización del Gobierno federal suprimiendo duplicidades y reduciendo los altos mandos burocráticos.

Referéndum en reformas constitucionales importantes, con excepción de temas fiscales, electorales y de seguridad nacional.

Revocación de mandato en aquellos casos de notoria ineficiencia, incompetencia o conducta lesiva de los servidores públicos electos.

Rendición de cuentas que se base en el Plan Nacional de Desarrollo, combinado con el nuevo formato del informe presidencial, con la figura de la pregunta parlamentaria y la comparecencia bajo protesta de decir verdad.

Regulación económica moderna en la cual diversas comisiones como la Cofetel, la Reguladora de Energía y la de Competencia sean autónomas, funcional y operativamente.

En estas iniciativas coinciden Los Sentimientos de una Nueva Nación, pues son el marco de medidas estratégicas que plantean cómo el Ejecutivo federal, sin dejar la figura presidencial, puede construir políticas públicas eficaces.

Además se pueden construir políticas consensuadas, aceptadas por sus beneficiados y avaladas por todas las fuerzas políticas concurrentes.

La salud, la educación, el combate a la marginación, el aumento de la productividad, el cambio climático, la digitalización, entre otros, son programas sectoriales que requieren estímulo y aliento; requieren además de inversión pública y programas eficaces.

La reforma del presidencialismo es la primera pieza de una reforma mayor; es sin embargo el paso primero sin el cual no es posible dar otros: ¿para qué y hasta dónde? La respuesta es clara: debemos cambiar para mejorar pero sobre todo, cambiar para gobernar y dar resultados utilizando los instrumentos de política institucional.

Este es el camino hacia una nueva nación de justicia y libertades.

miércoles, 12 de enero de 2011

Los sentimientos de una nueva nación, La reforma urgente

Necesitamos reactivar el empleo, para que todas las familias mexicanas mejoren. La llegada del siglo XXI nos obliga a construir herramientas novedosas y eficientes en el servicio público.

La situación en la que viven los más pobres de nuestra sociedad nos exige actuar con audacia y rapidez.

El senador Manlio Fabio Beltrones tiene razón al preguntarse cuál es el camino que estamos construyendo para México. El Presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República asegura que la transición demográfica es un cambio significativo en la próxima década, que debe ser razón para tomar decisiones a tiempo.

Este es el momento de crear empleos y dinamizar el mercado interno; es el tiempo de atraer mayores capitales y consolidar el desarrollo nacional. Es el tiempo de las reformas que nuestro país necesita.

Debemos ser capaces de hacer crecer nuestra economía a ritmos más acelerados. Para ello necesitamos un programa para México que genere empleo para los futuros cinco millones de jóvenes que entrarán al mercado laboral en los próximos años.

Tenemos la obligación de trabajar por los que en veinte años serán adultos mayores y necesitarán un sistema de pensiones que les resuelva sus necesidades más apremiantes.

El trabajo debe ser muy amplio y tiene que llegar a las comunidades más alejadas. Debemos llegar a los indígenas, a los campesinos, a los obreros. Debemos ayudar a las mujeres y a los niños; a los trabajadores, a las cabezas de familia, los adultos mayores que enfrentan nuevos obstáculos en su vida y su salud.

Debemos trabajar por todos aquellos que requieren de un programa de seguridad social; todos aquellos que necesiten mejor educación y mayores oportunidades para el desarrollo de su familia.

Reformar es también una actividad política. En los próximos 10 años el país incrementará su fuerza laboral. Debemos construir desde las instituciones un acuerdo que nos permita generar empleos, disminuir la pobreza y mejorar la calidad de vida de la familia mexicana.

El consenso debe surgir de la convicción, y sobre todo, de la determinación y convencimiento de que México requiere ajustar el rumbo.

Desde el Congreso de la Unión se pueden construir los acuerdos para que el 2011 pueda ser el año del crecimiento en el empleo y la seguridad.

La reforma urgente implica cambios en el gobierno. Una reforma política es inaplazable.

Los nulos resultados de la administración federal hacen evidente la necesidad de articular "propósitos comunes", como lo menciona el senador Beltrones.

Por eso las instituciones de México deben ser las que den el ejemplo a los ciudadanos. Desde ellas debemos evitar el uso de los recursos públicos para fines electorales, debemos fortalecer al Estado como rector de la economía para fomentar el trabajo.

Dice el Gobierno federal que durante 2010 en México se generaron cerca de 700 mil empleos, el mejor registro en los últimos 14 años. Sin embargo, son insuficientes para incorporar año con año a más de un millón de jóvenes que ingresan a la actividad productiva.

Tenemos que definir el rumbo que vamos a tomar en el futuro.

Los problemas más urgentes que debemos resolver son la pobreza y la desigualdad. De igual modo tenemos que encontrar soluciones a la falta de oportunidades para el empleo y disminuir los altos índices de violencia que tenemos en algunas zonas del país.

Ahora es tiempo de construir una nueva nación, con un gobierno capaz de atender a la población, y sobre todo, capaz de entregar resultados.

Asumamos la responsabilidad a través de un programa incluyente, que erradique la desigualdad y que mejore la calidad de vida.

A partir de una alianza con los diversos sectores sociales, podemos construir un verdadero programa para México, que nos permita entrar en la ruta del crecimiento.

La raíz republicana en México nos recuerda que tenemos que poner por delante los intereses de nuestro país con el objetivo de fomentar el desarrollo y el crecimiento.

Ahora que sufrimos una crisis en la seguridad de nuestras familias, tenemos que trabajar por un país unido, consciente, que pueda disminuir sus índices de violencia, que pueda crecer en sus indicadores económicos.

Por eso con gran determinación buscamos articular todos los esfuerzos que nos permitan reformar la producción del campo y las ciudades.

La integración de nuestro país debe ser construida desde un programa nacional de crecimiento, que fortalezca a los gobiernos municipales y estatales.

Debemos encontrar las soluciones de fondo para construir una nueva nación.

martes, 4 de enero de 2011

ESTA ES LA HORA DE CUMPLIRLE A MÉXICO: FIDEL HERRERA BELTRÁN

  • Coincidió en la urgencia de emprender las reformas estructurales que requiere el país.
  • Demandó del ejecutivo federal acatar con el mandato constitucional.
  • Debe abocarse a consolidar el diálogo político para salir del estancamiento.
  • La población demanda empleos y seguridad.

El exgobernador de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán, estuvo de acuerdo en la urgencia de emprender las reformas estructurales que demanda el país para salir adelante y no detener el desarrollo y el progreso. Esta Es la hora de cumplirle a México, enfatizó.

“Esta es la hora de trabajar por el bien de México, por el bienestar de las familias. Es la hora de fortalecer y consolidar la economía para crecer. No son momentos de hacer a un lado los compromisos. El ejecutivo federal tiene que cumplirle al pueblo, porque ese es un mandato constitucional”, puntualizó Herrera Beltrán.

Por ello, dijo, urge, una reforma política para la renovación de poderes federales, que asegure la viabilidad de la nación, que garantice la tranquilidad y que permita emprender proyectos que permitan el desarrollo, y destacó que en estos dos últimos dos años de administración gubernamental, el Presidente Calderón deberá construir el andamiaje que consolide el diálogo político entre las fuerzas, porque sólo de esta manera será posible salir del estancamiento y abatir los niveles de pobreza y desempleo.

Herrera Beltrán coincidió con el senador Manlio Fabio Beltrones en el imperativo de enfrentar los problemas nacionales con la ley en la mano, y se pronunció porque el Ejecutivo Federal tome las decisiones que sean las más acertadas para asegurar el futuro de México.

“Este es el momento de apuntalar al país con generación de empleos, con inversiones, con el establecimiento de empresas”, puntualizó el ahora consejero político del PRI.

Refrendó que es menester atender una de las principales demandas de la población, como el de la seguridad. “Las familias reclaman certidumbre, justicia, tranquilidad. Ese es uno de los principales ejes en los que se debe de trabajar”, enfatizó.

El exmandatario de Veracruz recalcó que desde el Congreso el priísmo ha aportado las leyes y mecanismos para que el gobierno federal dé las soluciones que más convienen al país. “El chiste es poner en marcha todo el trabajo legislativo que se ha desarrollado, no de ahora, sino desde tiempo atrás”, subrayó.