miércoles, 27 de junio de 2012

El triunfo de la democracia

27 de junio de 2012
Culmina un proceso electoral de suma importancia para México. Concluye el periodo de campañas para candidatos a presidente de la República, diputados federales y senadores, así como para quienes en los estados de la República compiten por algún cargo electoral. En 15 entidades serán electos representantes populares; Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Tabasco y Yucatán renovarán a sus gobernadores, y el Distrito Federal al jefe de Gobierno, mientras en ocho más, el voto popular determinará la totalidad de sus nuevos legisladores locales y presidentes municipales.
Hoy, México es un país donde la alta competencia electoral se da en un clima de libertades y garantías democráticas, mismas que han sido construidas con la participación responsable y comprometida de todos los actores políticos de la nación y una ciudadanía cada vez más interesada en participar en los asuntos de orden público.
La fortaleza de nuestras instituciones electorales descansa en el Consejo General del Instituto Federal Electoral, en los institutos electorales locales y en los tribunales especializados, ajenos a la intromisión de los tres niveles de Gobierno. La independencia de estas instituciones garantiza que el voto que emitamos el próximo 1 de julio se realice en un ambiente pleno de certezas.
El marco de esta competencia electoral institucionalizada y democrática que hoy disfrutamos, tiene tan sólo 15 años de vida, y su construcción ha sido una tarea compleja pero muy gratificante. También resulta justo reconocer que en los últimos cuarenta años, el perfeccionamiento de nuestra democracia ha vivido momentos brillantísimos como la reforma electoral de 1976; la creación del Código de Procedimientos Electorales de 1990 y la ciudadanización del Instituto Federal Electoral en 1997.
En esas victorias de la democracia, el PRI, mi partido, ha jugado un papel indiscutible para garantizar el voto libre y efectivo, la representación de todas las fuerzas políticas del país en el Congreso y el reconocimiento del triunfo en las urnas. Y es que en México, todos tenemos derecho a votar y ser votados, pero también la obligación de cumplir con los requisitos que establece le ley.
Cada seis años los mexicanos refrendamos ese compromiso con la patria y fincamos en una propuesta política la esperanza de un mejor porvenir. En esta ocasión, la importancia de nuestro voto determinará el rumbo que tomaremos en el siglo XXI.
Decidiremos si las cosas se mantienen igual o si cambian para mejorar; si se configura una visión de futuro o simplemente se atienden los asuntos coyunturales. El destino de los próximos seis años estará sustentado en un solo acto: el voto que ejerzamos el primero de julio.
Debemos ser vigilantes del proceso electoral, defender sus resultados y cuidar la normalidad democrática que tantos años ha costado construir. Normalidad que hoy está reforzada por mecanismos de conteo rápido, por encuestas de salida, por la acción vigilante de las redes sociales y los cientos de observadores electorales nacionales e internacionales que en conjunto garantizan la transparencia de nuestro proceso electoral.
En síntesis, todo está listo para celebrar la fiesta cívica de la participación política y el derecho al voto, mismo que debemos ejercer de modo informado y razonado.
Estoy seguro que la ciudadanía tomará la mejor decisión para México, y el 2 de julio celebraremos el triunfo de la democracia, y con ella, la victoria de quienes tienen el mejor proyecto de Nación para el país: Enrique Peña Nieto y los candidatos de la Alianza Compromiso por México PRI-PVEM.
herrerafidel@hotmail.com 
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