sábado, 21 de abril de 2012

Salarios justos y combate a la pobreza: compromisos del PRl y su candidato, Enrique Peña

Patria Nueva

Fidel Herrera Beltrán

18 de abril de 2012

 

México implementó a lo largo de treinta años, entre 1952 y 1982, un modelo económico-social sustentado en la estabilidad y el crecimiento sostenido, que impactó positivamente el poder adquisitivo de su población. De hecho, durante esos años se acuñó la frase "el milagro mexicano" para describir los aciertos de una generación de estadistas que impulsaron con determinación la generación de empleos ligados al desarrollo del sector industrial y agrícola nacional.

Sin embargo, este modelo de desarrollo mostró sus debilidades en México y América Latina durante la década de los años ochenta; a partir de entonces las políticas de corte monetarista y neoliberal han resultado insuficientes para garantizar que los salarios que percibe la clase trabajadora alcancen para satisfacer sus requerimientos mínimos de subsistencia.

El sustento de esta observación se encuentra en la evidencia obtenida por los estudios que desde el año 2000 ha desarrollado el Centro de Análisis Multidisciplinario de la UNAM.
Los resultados de esta investigación revelan que de 2000 a 2006, el poder de compra del salario mínimo disminuyó 22.8 por ciento comparado con el incremento de precios de la canasta básica en ese mismo periodo, mientras que entre 2006-2012 su pérdida de poder adquisitivo se situó en 42 por ciento.

Hoy, los mexicanos necesitan 198 pesos diarios para comprar los productos básicos que adquirían en 2006 con 81 pesos. Si comparamos el salario mínimo vigente más alto, es decir, el de la zona "A", un trabajador obtiene por ocho horas de trabajo 62.33 pesos por día, esto es, 135 pesos menos de lo que necesitaría para estar en posibilidad de proveer un piso mínimo de satisfactores para una familia integrada por dos adultos, un adolescente y dos niños.

Ante el complejo escenario económico que se refleja en la cotidianeidad de la población mexicana, la convicción del candidato de la Alianza Compromiso por México, Enrique Peña Nieto, de sacar de la pobreza alimentaria a 21 millones de mexicanos, reviste trascendental importancia.

México requiere dinamizar en el plazo inmediato su economía para crecer, y como ya lo ha mencionado el candidato priísta, necesita hacerlo a un ritmo anual de cinco a seis puntos porcentuales del PIB, y es que por cada punto de crecimiento se crean 200 mil empleos directos. La clave, me parece, es apostarle al campo y establecer una serie de políticas que detonen nuevos proyectos productivos. Sólo así se cumplirá la meta de crear el millón de empleos anuales que demanda la incorporación de nuestros jóvenes a la actividad productiva.

Muy relacionado con el compromiso anterior, está el de incrementar en un 45 por ciento la matrícula de educación superior actual. Ello permitiría a nuestro país aprovechar el bono demográfico que no podemos darnos el lujo de desatender, así nuestros futuros trabajadores estarán más preparados para obtener los empleos que se generen a través de la inversión productiva.

Pedimos productividad de nuestros trabajadores, en correspondencia tenemos la obligación de ofrecerles empleos y salarios justos que les permitan contar con ingresos suficientes para adquirir los insumos de la canasta básica que hoy lucen lejanos para sus bolsillos.

Lograr el mejoramiento de los salarios es una condición necesaria para el desarrollo de los mexicanos, y como bien señala Enrique Peña Nieto sólo hay un camino: el del crecimiento económico.



No hay comentarios.: