En la próxima Reunión Cumbre de Presidentes de los países que integran el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), a llevarse a cabo el 19 de febrero en la ciudad de Toluca, no figura en la agenda de trabajo la posibilidad de abrir este Tratado a una negociación.
Se vislumbra que su modernización pudiera darse en el marco de otro instrumento de liberalización económica en el que actualmente participan México, Estados Unidos y Canadá: el Acuerdo de Asociación Transpacífico (AAT), así como a través de una posible negociación migratoria que integre el factor laboral, como una ruta paralela al necesario ajuste del TLCAN.
La primera postura fue reafirmada por la secretaria de Comercio de Estados Unidos, Penny Pritzker, en su reciente visita a México. El planteamiento es novedoso, reconoce limitaciones al Tratado que obedecen a la dinámica que ha registrado el mundo a veinte años de su entrada en vigor, al uso intensivo de internet en los mercados globales para la comercialización de bienes y servicios, los derechos laborales, la protección ambiental, y otros temas que están siendo abordados en diversos mecanismos de apertura comercial multilateral.
En este escenario sobresale la nueva realidad mexicana a partir de las reformas fundamentales promovidas en 2013, y que incrementan las posibilidades de inversión extranjera en nuestro país en sectores estratégicos como los de telecomunicaciones, generación de energía o la industria petrolera.
La postura que se impulsa es que los tres países caminen juntos con una visión compartida que les brinde nuevos beneficios respecto a la posibilidad de incursionar en los mercados globales con mayor competitividad y como uno de los bloques comerciales más dinámicos del mundo, tal sería el caso del Acuerdo de Asociación Transpacífico.
El AAT integra a 12 naciones. Originalmente, en 2005, fue conformado por Brunei, Chile, Nueva Zelanda y Singapur; ocho naciones más están en negociaciones para integrarse a este Acuerdo: Australia, Canadá, Estados Unidos, Japón, Malasia, México, Perú y Vietnam. En conjunto estos 12 países representan 40 por ciento de la economía mundial.
Integrar al AAT aspectos complementarios al TLCAN ofrecería importantes ventajas, al evitar que los sectores económicos de los tres países entren en incertidumbre respecto a lo que ya regula sus relaciones comerciales e inicien rondas de cabildeo para obtener mayores beneficios; asimismo, una postura conjunta de ingreso al AAT, que integre temas no abordados en el TLCAN, implicará en los hechos su modernización.
Es indiscutible que a dos décadas de la vigencia del TLCAN los beneficios para las naciones que lo integran son palpables. El comercio entre América del Norte se triplicó, lo que representa un total de 500 mil millones de dólares anuales.
Como lo expresó el canciller mexicano, José Antonio Meade Kuribreña, respecto a las negociaciones de México, Estados Unidos y Canadá con el Acuerdo de Asociación Transpacífico, Europa y el TLCAN: “Pensamos que la visión de los tres países debiera ser eventualmente que estas tres negociaciones bilaterales convergieran hacia una sola”, planteamiento que parte de la postura del presidente de la República, Enrique Peña Nieto, en el sentido de promover el comercio mundial para que sus beneficios se extiendan a otras latitudes.
En alguna ocasión el expresidente español Felipe González comentó que el TLCAN era una verdadera hazaña de talento y una ruta excelente para la distribución regional del bienestar. Es tiempo de actualizarlo a los intensos cambios que la globalización económica ha generado en los tres países que lo integran.
Se vislumbra que su modernización pudiera darse en el marco de otro instrumento de liberalización económica en el que actualmente participan México, Estados Unidos y Canadá: el Acuerdo de Asociación Transpacífico (AAT), así como a través de una posible negociación migratoria que integre el factor laboral, como una ruta paralela al necesario ajuste del TLCAN.
La primera postura fue reafirmada por la secretaria de Comercio de Estados Unidos, Penny Pritzker, en su reciente visita a México. El planteamiento es novedoso, reconoce limitaciones al Tratado que obedecen a la dinámica que ha registrado el mundo a veinte años de su entrada en vigor, al uso intensivo de internet en los mercados globales para la comercialización de bienes y servicios, los derechos laborales, la protección ambiental, y otros temas que están siendo abordados en diversos mecanismos de apertura comercial multilateral.
En este escenario sobresale la nueva realidad mexicana a partir de las reformas fundamentales promovidas en 2013, y que incrementan las posibilidades de inversión extranjera en nuestro país en sectores estratégicos como los de telecomunicaciones, generación de energía o la industria petrolera.
La postura que se impulsa es que los tres países caminen juntos con una visión compartida que les brinde nuevos beneficios respecto a la posibilidad de incursionar en los mercados globales con mayor competitividad y como uno de los bloques comerciales más dinámicos del mundo, tal sería el caso del Acuerdo de Asociación Transpacífico.
El AAT integra a 12 naciones. Originalmente, en 2005, fue conformado por Brunei, Chile, Nueva Zelanda y Singapur; ocho naciones más están en negociaciones para integrarse a este Acuerdo: Australia, Canadá, Estados Unidos, Japón, Malasia, México, Perú y Vietnam. En conjunto estos 12 países representan 40 por ciento de la economía mundial.
Integrar al AAT aspectos complementarios al TLCAN ofrecería importantes ventajas, al evitar que los sectores económicos de los tres países entren en incertidumbre respecto a lo que ya regula sus relaciones comerciales e inicien rondas de cabildeo para obtener mayores beneficios; asimismo, una postura conjunta de ingreso al AAT, que integre temas no abordados en el TLCAN, implicará en los hechos su modernización.
Es indiscutible que a dos décadas de la vigencia del TLCAN los beneficios para las naciones que lo integran son palpables. El comercio entre América del Norte se triplicó, lo que representa un total de 500 mil millones de dólares anuales.
Como lo expresó el canciller mexicano, José Antonio Meade Kuribreña, respecto a las negociaciones de México, Estados Unidos y Canadá con el Acuerdo de Asociación Transpacífico, Europa y el TLCAN: “Pensamos que la visión de los tres países debiera ser eventualmente que estas tres negociaciones bilaterales convergieran hacia una sola”, planteamiento que parte de la postura del presidente de la República, Enrique Peña Nieto, en el sentido de promover el comercio mundial para que sus beneficios se extiendan a otras latitudes.
En alguna ocasión el expresidente español Felipe González comentó que el TLCAN era una verdadera hazaña de talento y una ruta excelente para la distribución regional del bienestar. Es tiempo de actualizarlo a los intensos cambios que la globalización económica ha generado en los tres países que lo integran.
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