27 de Septiembre de 2012
Fidel Herrera Beltrán
Los estudios del Banco de México señalan que la economía mundial ha entrado en un proceso de aletargamiento del crecimiento que impactará las previsiones de desarrollo de todos los países. Si bien el escenario global luce adverso, no es el caso para nuestro país que ha mantenido una ruta de expansión económica en los últimos años.
Y es que nuestro país cuenta con fortalezas que es importante destacar. Una de ellas es la magnitud de sus reservas internacionales —más de 160 mil millones de dólares— que le han permitido enfrentar las fluctuaciones cambiarias, y otra, que debemos aprovechar, es el inicio de un nuevo gobierno que seguramente provocará una inercia positiva en los sectores empresariales nacional e internacional.
De este modo, la estabilidad macroeconómica que hemos vivido en los últimos lustros, nos debe permitir transitar con orden hacia la realización de las reformas estructurales que requiere el país para crecer de manera acelerada o, por lo menos, a un ritmo mayor que el del crecimiento mundial.
Hasta ahora, México ha visto retrasadas las reformas que le permitirían enfrentar con mayores beneficios esta coyuntura, no podemos continuar en el impasse. La fiscal dará a nuestro país la oportunidad de obtener mayores recursos a través de un financiamiento público sano; la energética facilitará la complementación de inversión pública y privada que se requiere para modernizar y a hacer más productivos los sectores de la petroquímica y la generación de energía; y la laboral que ya está siendo analizada en el Congreso como iniciativa preferente, tiene por objetivo coadyuvar a la generación de mayores inversiones y más empleos.
Los economistas saben que si enfrentamos con prontitud y seriedad republicana estas tres reformas fundamentales, el país podrá crecer a tasas superiores al 5 por ciento anual, sorteando así el actual escenario mundial, y alcanzar el reto de ser una de las economías emergentes con mayor proyección en el concierto de las naciones.
Así también lo visualizan el presidente electo Enrique Peña Nieto y su equipo de transición, por lo que han colocado las reformas estructurales pendientes como una prioridad en la nueva agenda de gobierno. 2013 será un año de intenso debate, pero también de cambios sustanciales que colocarán a México en un plazo no mayor de doce años, entre las siete economías más importantes del mundo.