El
presidente de la República, Enrique Peña Nieto, fortalece la protección civil
mexicana tal como lo expresó en la pasada reunión con la Cruz Roja, y lo
materializa con la decisión de crear la Agencia Nacional de Huracanes y Clima
Severo.
Esta nueva
institución implica modernizar el Servicio Meteorológico Nacional, la
construcción de diez centros regionales, inversiones por 13 mil millones de
pesos en 21 obras hídricas y el fortalecimiento de la Comisión Nacional de Agua
(Conagua); la Comisión de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), dependiente
de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales; y la Comisión de Zonas
Áridas (Conaza) de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural,
Pesca y Alimentación.
México
enfrenta con periodicidad importantes consecuencias derivadas de
fenómenos hidrometereológicos que se presentan cada vez con mayor
severidad y que se manifiestan con sequías agudas o precipitaciones pluviales y
vientos irrefrenables. Estas contingencias ambientales han derivado
lamentablemente en la pérdida de vidas humanas y en la erogación extraordinaria
de hasta 21 mil millones de pesos anuales, en promedio, por daños en infraestructura,
agricultura, ganadería, pesca y servicios como sucedió con los huracanes Karl y
Mathew en 2010 o las tormentas tropicales Ingrid y Manuel en 2013.
Con la
Agencia Nacional de Huracanes y Clima Severo, México podrá contar con mayor
información para la salvaguarda de vidas humanas e incrementar la prevención
con cartas de riesgos de zonas inundables, sequías y alta vulnerabilidad por
deslaves, lo que podrá sumarse al trabajo realizado por estados y municipios en
sus atlas de riesgo.
Más allá de
nuestras fronteras, el cambio climático está generando inundaciones en zonas
desérticas de Egipto, así como incendios forestales en lugares distantes como
en las ciudades de San Diego y Los Ángeles, California, o los bosques del sur
de Australia, por lo que este tema ya está inserto en la agenda de los
gobiernos a nivel mundial.
Un modelo
exitoso en esa materia es el de Estados Unidos, que cuenta con el Centro
Nacional de Huracanes de la Universidad Internacional de Miami, y la
Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, instituciones cuya principal
misión es salvar vidas y mitigar las pérdidas económicas, alertando cuando hay
peligro.
Vemos con
optimismo que México está en movimiento y aprovecha el potencial de sus
profesionales para crear instituciones de vanguardia mundial y así atender
fenómenos que desafortunadamente se presentan cada vez con mayor frecuencia e
intensidad.
Twitter: @FidelHerrera
El
presidente de la República, Enrique Peña Nieto, fortalece la protección civil
mexicana tal como lo expresó en la pasada reunión con la Cruz Roja, y lo
materializa con la decisión de crear la Agencia Nacional de Huracanes y Clima
Severo.
Esta nueva
institución implica modernizar el Servicio Meteorológico Nacional, la
construcción de diez centros regionales, inversiones por 13 mil millones de
pesos en 21 obras hídricas y el fortalecimiento de la Comisión Nacional de Agua
(Conagua); la Comisión de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), dependiente
de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales; y la Comisión de Zonas
Áridas (Conaza) de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural,
Pesca y Alimentación.
México
enfrenta con periodicidad importantes consecuencias derivadas de
fenómenos hidrometereológicos que se presentan cada vez con mayor
severidad y que se manifiestan con sequías agudas o precipitaciones pluviales y
vientos irrefrenables. Estas contingencias ambientales han derivado
lamentablemente en la pérdida de vidas humanas y en la erogación extraordinaria
de hasta 21 mil millones de pesos anuales, en promedio, por daños en infraestructura,
agricultura, ganadería, pesca y servicios como sucedió con los huracanes Karl y
Mathew en 2010 o las tormentas tropicales Ingrid y Manuel en 2013.
Con la
Agencia Nacional de Huracanes y Clima Severo, México podrá contar con mayor
información para la salvaguarda de vidas humanas e incrementar la prevención
con cartas de riesgos de zonas inundables, sequías y alta vulnerabilidad por
deslaves, lo que podrá sumarse al trabajo realizado por estados y municipios en
sus atlas de riesgo.
Más allá de
nuestras fronteras, el cambio climático está generando inundaciones en zonas
desérticas de Egipto, así como incendios forestales en lugares distantes como
en las ciudades de San Diego y Los Ángeles, California, o los bosques del sur
de Australia, por lo que este tema ya está inserto en la agenda de los
gobiernos a nivel mundial.
Un modelo
exitoso en esa materia es el de Estados Unidos, que cuenta con el Centro
Nacional de Huracanes de la Universidad Internacional de Miami, y la
Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, instituciones cuya principal
misión es salvar vidas y mitigar las pérdidas económicas, alertando cuando hay
peligro.
Vemos con
optimismo que México está en movimiento y aprovecha el potencial de sus
profesionales para crear instituciones de vanguardia mundial y así atender
fenómenos que desafortunadamente se presentan cada vez con mayor frecuencia e
intensidad.
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