miércoles, 14 de marzo de 2012

Agua para el futuro

8 de Marzo de 2012

Fidel Herrera

La escasez de agua se ha convertido en un tema de seguridad global. Su conservación, indispensable para la vida y el desarrollo económico, es hoy una parte estratégica de las agendas gubernamentales. La OECD, por ejemplo, plantea que la falta de acceso a los servicios de agua y saneamiento en muchas poblaciones, se debe a la mala gobernanza y a la insuficiente inversión en nuevas redes de distribución, reciclaje y mantenimiento de las ya existentes.

Expertos en la materia señalan que, además de la escasez, existe el problema de la calidad del agua, dada la constante contaminación de los recursos hídricos ocasionada por fertilizantes agrícolas y la disposición inadecuada de desechos industriales y basura, que no encuentran mejor destino que cuencas y ríos.

Los países desarrollados han abordado el tema del agua como un asunto de seguridad nacional. Su cuidado se hace notar en los programas que desarrollan para preservar la de los ríos que cruzan sus ciudades. En Francia, el uso de energías alternativas para producir electricidad nos enseña cómo utilizarla y reservarla para el impulso de actividades agrícolas y ganaderas.

En México, la gestión de los recursos hídricos es uno de los problemas ambientales más apremiantes. El crecimiento urbano y la sobrexplotación de acuíferos, han provocado graves problemas en su disponibilidad. Hoy, alrededor del 12 por ciento de los mexicanos no tienen acceso a agua potable. Por otra parte, la falta de precipitaciones pluviales a lo largo ya de casi tres años en una amplia franja de la zona norte del país, ha causado una severa sequía que hoy se manifiesta en la aridez de sus suelos, convertidos en improductivos.

Actualmente, gran parte de la disposición de agua para las actividades agrícolas depende principalmente de subsidios federales y estatales, mayores incluso a los que otorgan potencias agrícolas globales, como Brasil. En la industria, en cambio, son menores, pese a ser una actividad que representa mayor crecimiento.

Por lo tanto, la agenda del Estado mexicano deberá priorizar políticas de desarrollo sustentable, la gestión compartida del agua y el diseño de un sistema más equilibrado de subsidios y precios, con el fin de asignarla a los usos más rentables.

Agua para el futuro significa plantearnos una ruta de desarrollo sustentable, no sólo para volvernos una nación competitiva, sino para garantizar mayor bienestar para los mexicanos.



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