miércoles, 18 de enero de 2012

Hacia la Ruta del Crecimiento

12 de Enero de 2012

Fidel Herrera Beltrán


El 2012 representa para México, y también para el resto del mundo, el desafío de alcanzar un mayor crecimiento y que éste se traduzca en mejor calidad de vida para la población. Esto significa que gobiernos y ciudadanía deben propiciar las condiciones para que los proyectos de desarrollo que se emprenden alcancen sus objetivos. En el caso nuestro requieren especial atención la paz social, el bienestar económico y el avance efectivo de la democracia.

En días pasados, el Institute Legatum, institución independiente dedicada a la investigación y análisis de políticas públicas, con sede en Londres, publicó los resultados de su reciente estudio titulado Índice de Prosperidad 2011. En ellos podemos observar que México se encuentra en el sitio 53 de 110 países, lo cual nos califica con un nivel medio de desarrollo y bienestar. De América Latina, sólo Uruguay se encuentra en el primer bloque que se compone de treinta naciones, ocupando el lugar 29, muy por arriba de nosotros. Pero si limitamos el análisis al grupo de países que conforma la OECD, caemos a un lamentable penúltimo lugar.

El Índice toma en cuenta ocho variables para medir la prosperidad: economía, espíritu empresarial y oportunidades, educación, salud, seguridad y protección, gobernabilidad, libertades personales y, finalmente, el capital social.

En los aspectos en los que nuestro país destaca son en su relativa estabilidad macroeconómica y en que existe una alta cohesión social, esto último significa que los mexicanos confiamos en los demás y nos ayudamos cuando es necesario. Sin embargo, en los negativos tenemos mucho camino por recorrer. De acuerdo con estas mediciones, nuestros principales retos están en los temas de seguridad y protección así como en los de educación, parámetros en los que México se ubica en los lugares 84 y 71, respectivamente.

En seguridad, siguiendo a este estudio, alrededor de la mitad de los ciudadanos se sienten seguros al caminar en la calle por las noches, lo cual es un estándar bajo con respecto a otros países. En cuanto al tema educativo, aunque logramos matricular al 98 por ciento de los niños en edad de recibir educación elemental, la cifra se reduce a tan sólo un 25 por ciento cuando llegamos al nivel superior.

Existen otros aspectos que también deben atenderse de inmediato, como incrementar la efectividad del servicio público e impulsar el optimismo por la capacitación y la formación especializada de nuestros recursos humanos. La preservación de los ecosistemas y la biodiversidad es también un espacio donde mucho podemos mejorar en los próximos años.

La pregunta que surge es ¿qué le hace falta a México para ingresar en la lista de los treinta países más desarrollados del mundo?

Responderla nos lleva indudablemente a fortalecer nuestra democracia y el estado de derecho para mejorar los indicadores de bienestar y encaminarnos hacia la prosperidad. Estamos en un año clave para México y frente una coyuntura en la que los mexicanos podemos participar en la construcción de una nueva nación, más democrática y competitiva, con desarrollo equitativo e igualdad de oportunidades.

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