miércoles, 3 de septiembre de 2008

La creación de una Policía Nacional, prioridad de Estado

por Fidel Herrera Beltrán

En América Latina sobre todo, se ha destacado la importancia de rescatar la confianza y estimular la cooperación entre las autoridades y la sociedad civil como una forma de fortalecer las acciones del Gobierno y al mismo tiempo, responder a las demandas y necesidades de la población.

En algunos países como Colombia, la creación de una policía comunitaria ha dado resultados en cuanto a la confianza e imagen que esta institución ha alcanzado entre la población. México no es la excepción.

El Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad incorporó entre sus compromisos la creación de un observatorio ciudadano que de seguimiento puntual a los acuerdos signados.

Este reconocimiento a la necesidad de acciones coordinadas también con la sociedad civil nos lleva a identificar la necesidad de incorporar también en un esquema como el de la Policía Nacional que se propone, un elemento ciudadano.

La formación de un observatorio ciudadano a la par del establecimiento de una Policía Nacional refuerza la idea de empoderar a la sociedad para que sea copartícipe de las acciones en la lucha contra la inseguridad.

Este observatorio se convierte en un canal de comunicación vital entre la sociedad civil, sus demandas y necesidades más apremiantes y las acciones que el Gobierno desarrolla en todos los niveles para atenderlas.

Asimismo, se convierte en un canal que permite no sólo mejorar la comunicación, sino forjar evaluaciones objetivas e imparciales de la actuación de la nueva corporación.

Un observatorio ciudadano tendría la función tanto de hacer escuchar las demandas de la población, como de generar mecanismos e índices de evaluación de su actuación, así como la posibilidad de emitir recomendaciones.

Y es que la historia de uno y otro caso de secuestro se repite en los medios, las reseñas de venganzas entre organizaciones criminales y la interminable lista de delitos que ocupan las páginas de los diarios son sólo el reflejo de la creciente gravedad de la inseguridad que enfrentamos los mexicanos.

Más allá de discursos y compromisos llenos de palabras de preocupación, nuestro país necesita de soluciones concretas que se pongan en efecto a la brevedad y que si no disminuyen los niveles de inseguridad de inmediato, al menos le pongan un alto a su crecimiento.

Hemos venido insistiendo en algunos círculos, la falta de coordinación entre entidades federativas y de éstas con la federación, generan ventanas de oportunidad que son aprovechadas por las organizaciones criminales, que no reconocen fronteras locales, estatales o municipales para operar.

Frente a un escenario como el que hoy presenta el país en el tema de la inseguridad, la propuesta de la creación de una Policía Nacional cobra mayor vigencia que nunca.

En el marco del Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad se signó un compromiso a todos los niveles de Gobierno para echar a andar diversas acciones.

Este acuerdo representa un reconocimiento de que ante una incesante demanda de la sociedad, los límites de la jurisdicción federal, estatal y municipal se diluyen frente a la actuación de redes delictivas que han sobrepasado la capacidad de respuesta en todos los niveles de Gobierno.

¿Por qué razones, frente a este escenario, resulta viable y adecuado crear una Policía Nacional unificada en México?

En el pasado, lo más cercano a la creación de una policía unificada fue la fundación de la Policía Federal Preventiva (PFP) y de la Agencia Federal de Investigación (AFI), que tenían el objetivo de limpiar los cuerpos policíacos, que evidentemente habían sido infiltrados por el crimen organizado.

El trabajo de estas instituciones, si bien ha sido reconocido como eficiente, sigue siendo insuficiente para enfrentar a la delincuencia y disminuir la inseguridad.

Aunado a ello, la limitada coordinación con las corporaciones municipales y estatales no sólo han abierto espacios para la creciente participación del Ejército en funciones de seguridad pública, sino que también han contribuido a la disminución de la capacidad de respuesta de los elementos de seguridad en todos los niveles de Gobierno.

La creación de una Policía Nacional como la que se ha propuesto desde diversas trincheras sustituiría a las cerca de dos mil 500 agencias policíacas municipales y las 32 estatales, atendiendo este espacio de vulnerabilidad en la provisión de seguridad pública en el país. Algunas de las ventajas que esta Policía Nacional tendría se analizan a continuación.

La creación de una Policía Nacional única no es una idea exclusiva de México.

Este esquema es utilizado en varios países de América Latina, tales como Colombia y Chile, así como en Estados Unidos y Europa.

Estos países han comprobado el incremento de la coordinación regional, minimizando los espacios de actuación para el crimen organizado.

Contrario a lo que pueda pensarse, este esquema no resta poder a los estados o a los municipios, sino que fortalecerá su actuación en contra de la inseguridad al convertirla de manera efectiva en una batalla única, coordinada y apoyada, con elementos unificados, con una capacitación homologada, con información mucho más completa y que cuente con mandatos y conceptos claros.

La propuesta de un establecimiento de una Policía Nacional no busca reinventar la rueda.

Busca esquemas que mejoren la coordinación en todo el territorio nacional e incrementen la capacidad de respuesta de los elementos policíacos.

Es una propuesta para restablecer la imagen de la policía e incrementar la confianza de la población en esta institución.

Es una propuesta que está buscando consolidar el Estado de Derecho en el país, a la vez que estimula la participación ciudadana como observador y evaluador.

La Policía Nacional no busca ser una panacea, sino una respuesta que genere mejores condiciones no sólo en el corto plazo, sino de manera sustentable.

No busca ser un remiendo, sino un traje nuevo.

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