Fidelidad por Veracruz
25 de junio de 2008
El próximo jueves estaré en el Congreso del Estado para establecer ante los legisladores de todos los grupos políticos, las nuevas estrategias de cara a nuevas proezas que habrán de asumirse en los próximos tres años, una vez que el 92 por ciento de los objetivos trazados en el Plan Veracruzano de Desarrollo han sido cumplidos.
Los objetivos estatales las estrategias generales y las prioridades de desarrollo plasmados en este Plan han sido diseñados de manera congruente con las propuestas vertidas en el ejercicio de prospectiva.
Se trata de una apuesta común, una descripción del Veracruz deseable y posible por encima de las diferencias. La imagen del Veracruz en el que deseamos vivir dentro de tres años da sentido y contenido a las acciones que como gobierno y como sociedad emprendemos a partir de ahora.
Pretende fomentar un cambio de actitud frente al porvenir y detonar un ejercicio de planeación y prospectiva que amplíe nuestros horizontes de desarrollo.
Se trata de un referente, una guía, un anhelo compartido y a la vez un punto de partida para alcanzar el desarrollo integral de estado. Existe el firme propósito de que los logros que consigamos en los próximos tres años nos acerquen al Veracruz que queremos heredar a las nuevas generaciones.
Para el Gobierno es fundamental tomar decisiones pensando no sólo en el presente sino también en su futuro. La única forma de afrontar con éxito el porvenir es actuar con eficacia hoy.
Para la elaboración de este Plan, el conocimiento de las aspiraciones de los ciudadanos ha sido decisivo. Esto, con el fin de ir de lo general a lo particular en el diseño de instituciones, estrategias, programas y proyectos gubernamentales previstos en el Plan Estatal de Desarrollo.
Veracruz está inmerso en un proceso de transformaciones que no puede ni debe detenerse. La consolidación democrática de Veracruz está abriendo paso a una etapa de modernidad en diversas áreas de nuestra vida económica, política y social. Como nunca antes, el destino de nuestra nación dependerá de lo que los veracruzanos hagamos o dejemos de hacer. Enfrentamos retos nacionales y globales que exigen respuestas inmediatas y eficaces.
No podemos dejar para después la atención de desafíos como los que representa la sociedad del conocimiento, la competitividad del mundo, el calentamiento global, el crimen organizado y la equidad de género.
No debemos evadir la atención de problemas tan apremiantes como la inseguridad, la pobreza, la desigualdad, el analfabetismo, la falta de oportunidades educativas, la mortalidad materna y la infantil, la insuficiente generación de empleo, los rezagos en el campo y la pérdida de recursos naturales, entre otros.
Estas son tareas que comprometen y convocan al Poder Ejecutivo, pero también al legislativo y a los gobiernos municipales, a los partidos políticos, al sector privado, a la academia, a las organizaciones sociales y a los ciudadanos.
En esta etapa de crecimiento para Veracruz, el mayor reto que tenemos los actores políticos, económicos y sociales es otorgar soluciones de fondo, soluciones duraderas y definitivas, a los problemas que enfrentan los veracruzanos. Compartimos el desafío de construir un Veracruz de justicia y de leyes, de bienestar y progreso, de libertad y democracia. Ello exige no sólo sumar esfuerzos, voluntades y recursos, sino además acrecentar la confianza en nosotros mismos.
Si queremos superar los retos del siglo XXI, necesitamos trabajar juntos en el marco del Plan Veracruzano de Desarrollo. Sólo así romperemos las inercias que frenan nuestro desarrollo, aceleraremos el paso y cumpliremos las metas que nos propongamos.
El Plan Veracruzano de Desarrollo nos da la oportunidad de avanzar con una perspectiva integral de beneficio para las personas, las familias y las comunidades.
Para lograrlo, los actores políticos tenemos el deber de entendernos y la responsabilidad de construir los acuerdos que el país necesita. En suma, compartimos el reto de poner la política al servicio de la sociedad.
El interés superior de la nación debe estar por encima de cualquier interés partidista, económico o de grupo. Es momento de hacer de la política el verdadero sustento de nuestro sistema democrático.
La generación de Veracruzanos de hoy tenemos la energía, la capacidad, y el talento para conducir a Veracruz al futuro. Podemos construir un Veracruz distinto y mejor al que nos ha tocado vivir. Poseemos los recursos para lograrlo. Contamos con una posición geopolítica estratégica para cumplir nuestros objetivos. El Plan marca el rumbo a seguir para abrir cauces al porvenir que queremos, para que los ciudadanos tomemos las riendas de nuestro propio destino. Lo hace apoyado en las normas y valores de la democracia. Sus guías son la libertad, la legalidad, la pluralidad, la honestidad, la tolerancia y el ejercicio ético del poder.
En nuestra gente está la mayor riqueza del estado, está el aliento vital de nuestra democracia. En los millones de Veracruzanos que no se doblegan ante las adversidades. En los millones de trabajadores que laboran de sol a sol para sacar adelante a su familia. En los millones de mujeres que asumen con valentía y entereza el rol de jefas de familia. En los millones de niños y jóvenes que se esfuerzan todos los días por prepararse y continuar sus estudios.
25 de junio de 2008
El próximo jueves estaré en el Congreso del Estado para establecer ante los legisladores de todos los grupos políticos, las nuevas estrategias de cara a nuevas proezas que habrán de asumirse en los próximos tres años, una vez que el 92 por ciento de los objetivos trazados en el Plan Veracruzano de Desarrollo han sido cumplidos.
Los objetivos estatales las estrategias generales y las prioridades de desarrollo plasmados en este Plan han sido diseñados de manera congruente con las propuestas vertidas en el ejercicio de prospectiva.
Se trata de una apuesta común, una descripción del Veracruz deseable y posible por encima de las diferencias. La imagen del Veracruz en el que deseamos vivir dentro de tres años da sentido y contenido a las acciones que como gobierno y como sociedad emprendemos a partir de ahora.
Pretende fomentar un cambio de actitud frente al porvenir y detonar un ejercicio de planeación y prospectiva que amplíe nuestros horizontes de desarrollo.
Se trata de un referente, una guía, un anhelo compartido y a la vez un punto de partida para alcanzar el desarrollo integral de estado. Existe el firme propósito de que los logros que consigamos en los próximos tres años nos acerquen al Veracruz que queremos heredar a las nuevas generaciones.
Para el Gobierno es fundamental tomar decisiones pensando no sólo en el presente sino también en su futuro. La única forma de afrontar con éxito el porvenir es actuar con eficacia hoy.
Para la elaboración de este Plan, el conocimiento de las aspiraciones de los ciudadanos ha sido decisivo. Esto, con el fin de ir de lo general a lo particular en el diseño de instituciones, estrategias, programas y proyectos gubernamentales previstos en el Plan Estatal de Desarrollo.
Veracruz está inmerso en un proceso de transformaciones que no puede ni debe detenerse. La consolidación democrática de Veracruz está abriendo paso a una etapa de modernidad en diversas áreas de nuestra vida económica, política y social. Como nunca antes, el destino de nuestra nación dependerá de lo que los veracruzanos hagamos o dejemos de hacer. Enfrentamos retos nacionales y globales que exigen respuestas inmediatas y eficaces.
No podemos dejar para después la atención de desafíos como los que representa la sociedad del conocimiento, la competitividad del mundo, el calentamiento global, el crimen organizado y la equidad de género.
No debemos evadir la atención de problemas tan apremiantes como la inseguridad, la pobreza, la desigualdad, el analfabetismo, la falta de oportunidades educativas, la mortalidad materna y la infantil, la insuficiente generación de empleo, los rezagos en el campo y la pérdida de recursos naturales, entre otros.
Estas son tareas que comprometen y convocan al Poder Ejecutivo, pero también al legislativo y a los gobiernos municipales, a los partidos políticos, al sector privado, a la academia, a las organizaciones sociales y a los ciudadanos.
En esta etapa de crecimiento para Veracruz, el mayor reto que tenemos los actores políticos, económicos y sociales es otorgar soluciones de fondo, soluciones duraderas y definitivas, a los problemas que enfrentan los veracruzanos. Compartimos el desafío de construir un Veracruz de justicia y de leyes, de bienestar y progreso, de libertad y democracia. Ello exige no sólo sumar esfuerzos, voluntades y recursos, sino además acrecentar la confianza en nosotros mismos.
Si queremos superar los retos del siglo XXI, necesitamos trabajar juntos en el marco del Plan Veracruzano de Desarrollo. Sólo así romperemos las inercias que frenan nuestro desarrollo, aceleraremos el paso y cumpliremos las metas que nos propongamos.
El Plan Veracruzano de Desarrollo nos da la oportunidad de avanzar con una perspectiva integral de beneficio para las personas, las familias y las comunidades.
Para lograrlo, los actores políticos tenemos el deber de entendernos y la responsabilidad de construir los acuerdos que el país necesita. En suma, compartimos el reto de poner la política al servicio de la sociedad.
El interés superior de la nación debe estar por encima de cualquier interés partidista, económico o de grupo. Es momento de hacer de la política el verdadero sustento de nuestro sistema democrático.
La generación de Veracruzanos de hoy tenemos la energía, la capacidad, y el talento para conducir a Veracruz al futuro. Podemos construir un Veracruz distinto y mejor al que nos ha tocado vivir. Poseemos los recursos para lograrlo. Contamos con una posición geopolítica estratégica para cumplir nuestros objetivos. El Plan marca el rumbo a seguir para abrir cauces al porvenir que queremos, para que los ciudadanos tomemos las riendas de nuestro propio destino. Lo hace apoyado en las normas y valores de la democracia. Sus guías son la libertad, la legalidad, la pluralidad, la honestidad, la tolerancia y el ejercicio ético del poder.
En nuestra gente está la mayor riqueza del estado, está el aliento vital de nuestra democracia. En los millones de Veracruzanos que no se doblegan ante las adversidades. En los millones de trabajadores que laboran de sol a sol para sacar adelante a su familia. En los millones de mujeres que asumen con valentía y entereza el rol de jefas de familia. En los millones de niños y jóvenes que se esfuerzan todos los días por prepararse y continuar sus estudios.
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