domingo, 21 de marzo de 2010

El gobernador Fidel Herrera Beltrán y el embajador de Francia en México, Daniel Parfait, disfrutaron el espectáculo Tajín Vive

Tajín Vive, el espectáculo de luz y sonido, impresionó al diplomático galo al admirar en todo su esplendor a los edificios, plazas y estructuras de la Ciudad del Trueno

En su recorrido, realizado la noche del viernes 19 de marzo, el Mandatario estatal y el embajador francés admiraron la Plaza del Arroyo, el Juego de Pelota, la Pirámide de los Nichos y los edificios que integran la Ciudad del Trueno, capital cultural del Totonacapan.

El embajador Daniel Parfait expresó el interés de la república francesa de estrechar los lazos comerciales y de intercambio cultural con México y en especial con Veracruz, así como el propósito de su país de difundir la grandeza de la cultura totonaca.

Compuesto de luces y sonidos, el Tajín Vive es un espectáculo que incluyó la participación del Coro de los Niños Totonacas, quienes unidos en una sola voz transportaron a los asistentes a las épocas de esplendor del imperio totonaca cuando El Tajín era un centro urbano bullicioso, el más grandioso de su época en las tierras bajas del oriente de México.

Era la época en que miles de personas llenaban sus plazas, se reunían en sus mercados y fluían por sus senderos majestuosos para acudir a sus sacerdotes, reconocer a sus gobernantes y adorar a sus dioses.

Tajín Vive trasladó a sus espectadores a la ciudad pintada. En sus exteriores predominaban los rojos, azules y amarillos y en sus espacios más íntimos hubo también verdes, negros y cafés. Además los murales decoraban sus paredes e interiores. Entrar a El Tajín era respirar el arte.

La Plaza del Arroyo también mostró su grandeza integrada por altas plataformas con templos. Esta inmensa área rectangular –primer espacio abierto en el centro de El Tajín- fue diseñada para albergar multitudes, aunque seguramente tuvo múltiples funciones a lo largo de la historia, incluso como mercado.

La Pirámide de Los Nichos también fue escenario de este espectáculo, la cual mostró su impresionante presencia física y la esencia de lo sagrado. También puede ser descrita como la morada de los espíritus, las almas o los muertos, tal vez asiento de las deidades de la tormenta que controlan el trueno y el rayo.

Otro de los espectáculos de la noche fue la Danza de los Quetzales en que según la leyenda hubo un tiempo en que las aves del fuego bajaban a alimentarse en los maizales. Llegaban desde las montañas y se llevaban los tallos para hacer sus nidos, dejando el vacío y el hambre.

Así, los hombres crearon una danza a imagen y semejanza del quetzal, para salvar el maíz. Los danzantes ataviados con ropajes de colores y un gorro cónico y rojo interpretan sus danzas.
Fuente: Periódico La Opinión de Poza Rica

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